sábado, 21 de mayo de 2016

Encuentros secretos con Kobo Abe

"Una mañana de verano, llegó una ambulancia sin que la solicitaran y se llevó a la esposa del hombre".

Así, de este modo que, al menos en la traducción castellana, parece calcado del proceso kafkiano, casi comienza Encuentros secretos, mi segundo viaje al mundo interior de Kobo Abe.

Y, así, impregnado de esa descarnada poesía de la que difícilmente puedan encontrarse ecos literarios aunque sí cinematográficos -como demuestran las imágenes que acompaño- casi acaba mi tercer viaje, El hombre caja:

"En el momento en que te toco la piel con los dedos, el tiempo se congela para que llegue la eternidad. Bajo el dolor acarreado por el viento caluroso, me aplicarán un método de transformación corporal que me dejará marcas imborrables hasta la muerte..."


Tres viajes inquietantes.
Tres exploraciones para avezados lectores.
Tres encuentros con Kobo Abe.
Miradas desde la oscuridad.

Una prosa contenida: las arenas impasibles, los pasillos de un hospital que parece abarcar la realidad entera contenida entre las páginas, el interior tan exiguo como equívoco de una caja de cartón.

Son irrealidades paralelas. Mundos claustrofóbicos, exasperantes.
Casi imposible leerlos a grandes dosis: hay que respirar profundamente entre página y página, incluso releer fragmentos enteros, casi extasiándose en lo que Abe nos sugiere de modo retorcido y brutal.






Imágenes del director japonés Hiroshi Teshigahara