martes, 17 de julio de 2012

Schmidt Nobodaddy



Puede que sea obligatorio leer a Schmidt, pero no es fácil. Y desde luego no ha debido ser fácil traducirlo.

A buen seguro, es uno de esos autores imposibles de conocer para quienes nos aproximamos desde otra lengua, porque su auténtica esencia se esconde en sutilidades intraducibles.

La tarea de leer la Trilogía Nobodaddy -porque es una tarea- se ve afortunadamente suavizada por la inteligencia con la que se ha organizado el material.

Me he detenido entre la segunda y la tercera entrega a causa de un inesperado regalo -el Kafka de Citati- pero mi intuición me ayuda a redondear el comentario: El fauno tiene la capacidad -quién sabe si calculada- de introducirnos en la escritura dificultosa de la trilogía; el brezal es quizá la más barroca de las tres breves novelas; y estoy seguro de que Espejos negros merecerá la espera.

Lo contaré en breve.